miércoles, 8 de junio de 2011

cuestión de prioridades.

Seguro que alguna vez también os habéis sentido fáciles de reemplazar. Eso me pasa a mi hoy. Y ayer. Y últimamente. Y ya no sólo por el, sino por el resto del mundo. Supongo que tiene que ver con la fragilidad de esta cuerda floja, por la debilidad que intento no mostrar. Como si alguien chascara los dedos y desaparecieras, y nadie te echara de menos. Como si el fuera al cine y ya no se acordara de cuando me miraba, o de nuestras manos agarradas siempre tapados por mi chaqueta.Y ya no es que no se acordara, sino que ni lo echara de menos. Ni que pensara en nuestras cenas en el japones o cualquier otro sitio en el que hayamos pasado horas. O minutos. Que ya no fuera a echar de menos nunca más mis besos en su hombro, que le abrace por la espalda o todas las tonterias que siempre le llevaba. Que sea otra persona la que le lleve algo de comer y nunca más se acuerde de mí. Hoy estoy jodidamente triste. Tristemente jodida. También pienso que podría ser fácil de reemplazar a nivel general. Que al poco tiempo nadie se acordaría de mis frases hechas, de mis planes absurdos o de mi risa cuando algo me hace verdaderamente gracia. Y en fin, sólo necesito un poquito de cariño que no llega. No llega. Y entre la decepción que me invade de mi misma y las putas ganas de su abrazo, los días cada vez están llenos de más mierda. Joder, que soy persona, que a veces necesito un poco más de cariño, aunque ya no sé si pensar que es lo último que me merezco.